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El secreto detrás del éxito de Passiflora

Loraine María Arroyo nos narra cómo sacó adelante su joven restaurante en medio de la pandemia.

Por: Bianca Calderón y Andrés Torres

Desde muy joven, Loraine María Arroyo Román tuvo el sueño de convertirse en chef como sus abuelas, por eso decidió estudiar cocina.

Abuela de Loraine, Ramona, cuando trabajaba en comedores escolares (La segunda de izquierda a derecha)

Pero cuando comenzó a trabajar, chocó con la realidad de la industria de las artes culinarias: Largas horas de trabajo, salarios bajos y un ambiente muy ajetreado. Como si esto fuera poco, también tuvo que enfrentarse a las barreras ideológicas impuestas por sus supervisores.

“Ahí el chef básicamente decía: Aquí las mujeres no tocan los sartenes […] El área caliente, el fuego, no lo tocan las mujeres”.

Loraine Arroyo Román

“Aquí las mujeres no tocan los sartenes […] El área caliente, el fuego, no lo tocan las mujeres”, aseguraba el chef que la supervisaba.

Y no se trató de un incidente aislado. Según Arroyo Román, en otros restaurantes, a pesar de haber tenido una educación formal en artes culinarias, las mujeres sólo podían realizar tareas básicas. De manera que, luego de haber experimentado la vida de cocinera en restaurantes, la joven decidió poner su sueño en pausa y trabajar como mesera. Buscaba más libertad y otras maneras de aprender sobre su profesión.

Mientras trabajaba como mesera, tuvo la oportunidad de viajar a Hawaii. Allá pasó cuatro meses en una finca, donde aprendió sobre agricultura y pudo especializarse en cocina vegana.

Grupo de internado de permacultura en Hawaii

A pesar de haber disfrutado estas experiencias, Arroyo Román estaba cansada del ambiente que enfrentaba en los restaurantes. Así que, sin tener algún otro plan en mente, renunció a su trabajo. 

Una semana después de su renuncia, la joven recibió una llamada que cambiaría su perspectiva sobre la industria. La dueña de un local en Rincón, que conocía de sus platos veganos, le indicó que estaba buscando a alguien que hiciera un proyecto de cocina.

“Tuve una semana o dos para decidir si quería coger el espacio, si quería hacer un negocio y qué iba a hacer en el espacio”, explicó Loraine. “Fue bien estresante porque a la misma vez yo quería, a la misma vez yo había renunciado para tener más libertad y me ofrecen este espacio y esta responsabilidad tan grande de tener un negocio”, añadió.

Tener un negocio no estaba en sus planes. Tenía que decidir si estaba dispuesta cambiar por completo el rumbo de su vida. Pero a pesar de sus dudas, decidió aceptar la oferta. El espacio que acepto Arroyo se convertiría en el único restaurante completamente vegano de Rincón. Inspirada en la flor de la parcha, Loraine llamó su restaurante Passiflora y el miércoles 2 de octubre de 2019 abrió sus puertas al público.

Cocina de Passiflora, el día de su pre-apertura en el Día del biestar: Un día que fue dedicado a recaudar fondos para materiales escolares

“Al principio yo estaba sola en la cocina. Fue bien loco porque teníamos solamente una nevera. […] Cuando llegaba gente de cantazo yo me volvía loca. Hubo días hasta que estaba sola cogiendo mesas y cocinando”.

Como el volumen de clientes iba en aumento, Arroyo Román decidió contratar a otra persona. Conoció a Athina Almonte en un viandero en Rincón cuando estaba comenzado los trámites del negocio. Ambas se reconocieron por su trabajo con comida vegana y, luego de unos meses, Loraine la contactó para que se uniera a su equipo.

Las “jevas” de Passiflora, como Loraine le llama cariñosamente a las cocineras y meseras

El equipo de trabajo de Passiflora fue creciendo al ritmo en que el volumen de clientes aumentaba. El éxito de Passiflora fue tan evidente, que a principios del 2020, con tal solo tres meses de apertura, tuvieron la oportunidad de aparecer en la portada de la edición de restaurantes de la revista El Coquí of Rincón.

Platos de Passiflora en la portada de “El Coquí of Rincón”, revista bilingüe de gastronomía, cultura y bienestar.

Sin embargo, el rumor de un nuevo virus circulaba alrededor del mundo y, al llegar a Puerto Rico, golpeo con fuerza la actividad comercial de la isla.

“Cuando llegó la pandemia, lo primero es como un miedo a lo desconocido, a qué va a pasar”, expresó Almonte. En un momento, solo estaban Arroyo Román y ella corriendo Passiflora; la entrada de dinero disminuía y las restricciones impuestas por el Gobierno dificultaban el trabajo. 

Almonte estaba consciente de lo difícil que era mantener empleados bajo la situación económica provocada por la pandemia, así que le preguntaba a Loraine: “¿Tú estás segura de que quieres que yo vaya? 

“Había días que yo iba y lo que entregábamos eran 10 platos”, contó Almonte.

Hasta que al fin, Arroyo Román no pudo resistir más. La joven empresaria fue una de las muchas dueñas y dueños de negocio que se vieron obligados a cerrar de manera temporal.

“Yo estaba empezando mi negocio ‘so’ yo dije: no sé qué va a pasar económicamente”, explicó la empresaria.  

Este fue un tiempo de mucha incertidumbre para los dueños de empresas y sus empleados. Según un estudio realizado por el Dr. Ronald Hernández Maldonado, de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, hubo “falta de agilidad de los modelos de negocio de las empresas.”  Unos dueños de empresas supieron aprovechar la situación, mientras que otros pensaron que se trataba de un evento pasajero que duraría unos meses. Al momento de realizar el estudio, un 33% de las empresas locales no estaban operando, y de estas, el 81.7% de sus dueños expresó no poder cumplir con sus obligaciones financieras a partir del 30 de abril de 2020.

Precisamente, esta era la preocupación de Arroyo Román: ¿Qué sucedería con su negocio de a penas cinco meses si permanecía cerrado demasiado tiempo? La empresaria tenía que actuar rápido si quería aumentar la posibilidad de supervivencia de su joven restaurante. 

Luego de un mes, puso en práctica una serie de estrategias que comenzaron a rendir fruto. En primer lugar, no dependió de tener que recibir a personas físicamente en el restaurante, sino que, antes de abrir, buscó maneras de entregarle los platos a la gente sin que tuvieran que sentarse en el establecimiento. Implementó los servicios de “to go” y “delivery”, con “Munchies PR”.

También, “nos pusimos creativas de otras maneras que no eran las comunes de Passiflora”, explicó Almonte. Al percatarse del gran éxito que estaban teniendo los postres veganos, modificaron el menú para añadir más. Y para lograr que los platos nuevos se dieran a conocer, comenzaron a mercadearlos de forma digital. 

Athina con uno de sus postres veganos: bizcocho de matcha

“Si no fuera por las redes sociales no sé dónde estaríamos ahora mismo, porque le dimos bastante duro a lo visual, a tener una presentación bella; que tú te la quieras comer con los ojos y quieras tirarte una foto”, explicó Arroyo.

Además, hubo otra estrategia que diferenció a Passiflora de muchos otros negocios de comida: la utilización de proveedores locales. Durante la pandemia, la cadena de suministro sufrió significativamente y muchos restaurantes dependían de alimentos importados. Saber como utilizar los productos locales de forma eficiente constituyó una ventaja competitiva para el negocio. En Passiflora se modifica el menú para adaptar los platos a los alimentos que están en temporada.

Para Almonte, “fue un momento de visibilizar la agroecología en Puerto Rico y utilizar lo de aquí, porque no hay más na’”.

Athina y Loraine con las cosechas de plátano del Centro La Paz, lugar donde se encuentra Passiflora

Las estrategias “fueron como un cohete para Passiflora”, explicó Almonte. “Lo que llevábamos era un par de meses antes de que empezara la pandemia. Así que, el que Passiflora esté donde está, en medio de una pandemia, definitivamente pone a Loraine como una fajona, una mujer decidida que no va a echar para atrás por cualquier cosa”, concluyó.

Luego de los ajustes, el público comenzó a reaccionar de forma positiva, tanto así, que recibieron más volumen de clientes que antes de la pandemia. Un año después, el volumen de clientes se ha mantenido constante.

Passiflora es un concepto de comida vegana y vegetariana localizado en Rincón, en la carretera 115, Km 14.1. Si piensas darte la vuelta en estos días por la zona oeste de la Isla, este es un espacio que puedes visitar y disfrutar, aunque no seas vegano.

Para más información puede ir a facebook.com/passifloraveganpr o comunicarte al (787) 679-2285.

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