Inspiración

Una veterana y su íntima batalla contra el cáncer

Por: Grecia Guerrero Soler

Wilmarys Román es profesora, fotógrafa y empresaria; una guerrera que cumplió sus sueños, a pesar de los obstáculos que el cáncer puso en su camino.

Comienzo de la batalla

Una mañana, durante su entrenamiento básico en el ejercito, Román se percató que tenía una mancha en su camisa en el área de los pechos, y al revisar era sangre. Esto le causó mucha confusión, porque ella no sabía de dónde había salido la sangre. No sentía dolor, pero aún así, pensó que debió haber sido que se lastimó, se cortó, o tal vez era algún granito que se había explotado sin ella sentirlo.

Dado que el sostén deportivo era negro, era más difícil tratar de identificar de dónde estaba saliendo la sangre. De manera que, decidió ponerse un sostén deportivo blanco, y ahí fue que se dio cuenta que la sangre estaba saliendo de su pezón. Cuando fue al baño a verificar, se apretó el pezón y vio que de ahí es que salía la sangre.

En ese momento comenzó a sentir masas alrededor de toda el área del seno y se asustó. Sabía que había algo mal, pero lo más frustrante era no tener acceso a ningún tipo de información. No podía buscar los síntomas en internet para tratar de averiguar qué podía ser. Tampoco podía preguntarle a una amiga o algún familiar. Lo más que podía hacer era mandarle una carta a su familia, pero la respuesta tomaría semanas en llegar.

Eventualmente, le notificó a su “Drift Sergeant”. Esto le causó mucha ansiedad, ya que no es común preguntar cosas así en el Army. Preguntarle algo a cualquiera de los sargentos puede ser agobiante, pero sabía que era una situación seria y decidió intentarlo.

Al día siguiente, su sargento la envió al doctor, pero ellos estaban igual de confundidos que ella. Ninguno supo explicarle lo que estaba ocurriendo y tuvieron que consultar a otros médicos a ver si alguno sabía la respuesta. Nadie pudo darle una contestación. Román estaba cada vez más asustada. Fue un momento lleno de confusión, pues las personas que pensó que podrían ayudarle no estaban contribuyendo como esperaba.

Eventualmente, una compañera se le acercó y le dijo, “lamento decirte que eso tiene que ser cáncer de seno”. Wilmarys no podía creerlo. No pudo contener el llanto.

Entonces, los médicos decidieron hacerle una mamografía para ver si daban con alguna respuesta, pero no encontraban nada. Todavía no se reflejaba el problema y el desespero se apoderó de Román.

“¿Qué tú quieres que yo haga con la sangre que me está saliendo del pezón? ¿Se supone que la deje así? No entiendo. ¿Qué vas a hacer?”, le gritó Wilmarys a la doctora.

Necesitaba una respuesta concreta, algo para tranquilizarse, algo que le ayudara a comenzar a buscar soluciones.

Wilmarys en proceso de sanación
Wilmarys en proceso de sanación

Luego de múltiples intentos, los médicos aceptaron su derrota y decidieron mandarla a una clínica fuera del campamento. Al momento, no le dijeron el nombre del lugar, solo una dirección.

Al llegar al lugar, se percató que en el edificio se llamaba: “Breast Cancer Clinic”, y aunque ya se imaginaba que podía ser cáncer, llegar a la clínica hizo que toda la situación se sintiera aún peor; más real. Fue una situación muy fuerte, pero el hecho de que ya tenía acceso a su teléfono, y una amiga, le había enviado una carta con más información, hicieron que el proceso fuera un poco más fácil.

Una vez entró a la clínica, la doctora decidió proceder a realizar una serie de estudios. Como a los tres días, Román recibió una llamada informándole que los resultados estaban disponibles.

Efectivamente, era cáncer de seno.

La doctora comenzó a explicarle las opciones de tratamiento pero, “Realmente no escuché nada, me sentía debajo de un lago, todo se escuchaba muy lejos”, recordó Wilmarys.

Luego de informarle a su sargento sobre el diagnóstico, este le explicó a Román que tenía la opción de abandonar el Army. Sin embargo, ya completado gran parte del entrenamiento, irse no era una alternativa acceptable para ella.

Wilmarys decidió no operarse hasta que terminara su entrenamiento. Al esperar tres semanas, su cáncer empeoró. Tres días después de su graduación, Román fue operada. El proceso fue más difícil de lo que anticipaba, porque para entonces el cáncer se había regado debajo del brazo y tuvo que someterse a quimioterapias.

Román asegura que la quimioterapia fue la parte más fuerte de todo el proceso, ya que, como es un tratamiento que mata tanto células buenas, como malas, sentía que su cuerpo empeoraba.

De hecho, Wilmarys nunca quiso pasar por el proceso de radiación, porque sabía el daño que le haría a su cuerpo. Lo hizo bajo obligación, ya que pensaba que si no lo hacía, el cáncer podría volver. Tanto así, que Wilamrys piensa que si tuviera que pasar por el proceso de nuevo, decidiría no someterse a este tratamiento.

Wilmarys en la carrera contra el cáncer
Wilmarys Román, su madre y parte de las personas que estuvieron acompañandola durante el proceso, en Race for the Cure.

Durante el proceso de análisis de si debía tomar estos tratamientos o no, Wilmarys contó con el apoyo de su mamá y su mejor amiga. Finalmente, decidió que los efectos de la radiación, a pesar de que fueron muy graves, no podían ser tan malos como volver a tener cáncer.

Mientras tanto, en el Army, Wilmarys logró salir del trabajo que ejercía como mecánica de generadores. Sus superiores estaban conscientes de que ella tenía una maestría en fotografía y les hacía falta un fotógrafo, así que decidieron contratarla. Lo más complicado de esta etapa fue que en el pasado tomaba fotografía comercial y de moda, no de eventos. En el Army, tuvo que modificar todo su proceso fotográfico; aprender a tomar fotos de lo que estaba pasando al momento.

Wilmarys tomando fotos en el Army
Wilmarys en sus comiezos como fotógrafa en el Army

Dado que Román estaba empezando en el Army, no sabía lo qué estaba mal o lo que estaba bien, lo que podía hacer y lo que no, en cuanto a fotografía. Tenía miedo de que, al pararse en el medio, le llamaran la atención. Esa transición entre fotógrafo de vida civil a fotógrafo militar fue un proceso complicado.

De vuelta a la vida y la búsqueda de la felicidad

Luego de ganarle la batalla al cancer y terminar su entrenamiento, una vez en Puerto Rico, Wilmarys continuó con la fotografía, pero más importante aun, cumplió su sueño de abrir un “coffee shop”, idea que siempre estuvo entre sus planes.

“Dios tiene todo planificado, para el tiempo justo. Ahora cuando volví, decidí abrir el shop de mantecado y café, porque quiero compartir la sensación que yo tenía cuando me sentaba en un lugar a tomar café y a leer un libro, con los demás”, explicó Wilmarys.

Interior del coffee shop

Según la empresaria, cuando las personas entran a su negocio, las escucha decir lo lindo que es, la buena vibra que experimentan. Se sienten relajados y eso era lo que ella quería, tener un lugar donde las personas entraran y estuvieran en armonía.

Para Román, su negocio no es un logro aislado; es un sueño que se iba alejando con los obstáculos que se presentaban, y aun así, pudo alcanzarlo.

Debido a su condición, y el hecho de que esta nueva meta involucraría que ella tuviese que estar todo el tiempo de pie y levantando objetos pesados, Wilmarys pensaba que no iba ser posible cumplir su sueño. Sin embargo, gracias al proceso que vivió, Román entendió que no importan los obstáculos que se le presenten en su vida, si de verdad quiere lograrlo, así será.

*Stephanie López Vargas y Fernando López Cruz colaboraron con esta historia

2 thoughts on “Una veterana y su íntima batalla contra el cáncer

    • a.Valenzuela

      Ailed, ¡gracias por leernos y comentar! Esa la razón que nos mueve a publicar este tipo de historias. Hay miles de historias a nuestro alrededor que necesitan ser contadas. Personas que han hecho camino en la obscuridad y nos ayudan a hacer sentido de nuestras propias historias, especialmente de los momentos difíciles.

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